4d38b17b739ba93fc99d1d6f869b1288 XL

De cara a la decisiva fecha del 19 de noviembre, que definirá quién será el próximo presidente, cada apoyo político que los dos candidatos presidenciales puedan sumar por fuera de sus propias coaliciones electorales cotiza en oro.

No necesariamente el pronunciamiento de esos dirigentes, que en las PASO y en las elecciones generales apoyaron a los candidatos que quedaron fuera de carrera, va a tener una traducción electoral lineal. Nadie es dueño de los votos de nadie, y el hecho de que una figura pública anuncie su apoyo a tal o cual candidato no supone que quienes hayan sido sus votantes vayan corriendo en esa dirección.

Sin embargo, en una elección extremadamente reñida como la que avecina, con que una pequeña porción de esos ciudadanos defina su voto para el balotaje «haciendo caso» a su referente político, ya puede hacer la diferencia. Es por eso que tanto los equipos de campaña de Sergio Massa como los de Javier Milei estén embarcados en una carrera por sumar apoyos «fuera de la pescera»

El caso más contundente fue el pacto de Acasusso entre Milei y Mauricio Macri. El ex presidente, junto a Patricia Bullrich, abrió una puerta que le aseguró al libertario una serie de apoyos considerables en el PRO, que pese a la crisis en la que se encuentra envuelto, sigue siendo el partido más importante de la oposición.

Por intermedio de Macri, Milei se granjeó el apoyo de legisladores nacionales, provinciales e intendentes del núcleo duro del PRO.

Por el lado de Massa, la convocatoria a un Gobierno de unidad nacional con todos los sectores que estén en contra de perpetuar «la grieta» no tuvo un efecto tan inmediato, pero está dando cada vez más frutos.

LEÉ: Tailhade también se presentó como querellante en la causa por el espionaje

La Massa-señal

A la «Massa-señal» ya acudieron positivamente actores del peronismo no kirchnerista como el ex gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, quien se sumó a la campaña de Unión por la Patria.

También manifestó su acompañamiento la diputada nacional Graciela Camaño, quien había sido madrina política y mano derecha del tigrense en el Frente Renovador hasta que selló su ingreso al Frente de Todos en 2019. 

Con la promesa de que Massa le dará su impronta personal al Gobierno (en base un peronismo reversionado) y que no se dejará condicionar por Cristina Kirchner, Camaño aceptó subirse al tren de la unidad. 

También lo hizo recientemente la diputada cordobesa Natalia de la Sota, hija del histórico ex gobernador, ya fallecido, José Manuel de la Sota. Hay que sumar también al diputado lavagnista Alejandro «Topo» Rodríguez, en un adelanto de lo que podría pasar con Roberto Lavagna. El propio Massa ya había adelantado que el ex ministro de Economía de Eduardo Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner va a «tener mucho que ver» con su Gobierno. 

Tanto Camaño, como De la Sota y Rodríguez forman parte del interbloque Federal, que poco a poco empezó a teñirse de celeste por el miedo a que triunfe Javier Milei.

De este sector parlamentario también adelantaron su apoyo a Massa los socialistas Mónica Fein y Enrique Estévez, al igual que el diputado electo Esteban Paulón, un reconocido activista LGTB de la provincia de Santa Fe. El propio Partido Socialista se pronunció orgánicamente en ese sentido.

La lista no termina ahí. Un apoyo central, aunque no haya sido del todo explícito, es el que Massa recibió de parte del gobernador de Jujuy y presidente de la UCR, Gerardo Morales, quien ya confesó que está «haciendo todo lo posible» para que el 19 de noviembre no gane Milei. Eso incluye una tarea persistente de persuasión para convencer a radicales que para evitar al «fascismo», no queda otra opción que Massa.

LEÉ: Angelini: «Con Milei va a haber muchas más chances de que baje la inflación»

Las cartas no están aún sobre la mesa y quedará por verse más adelante si el jujeño acepta o no formar parte del «Gobierno de unidad nacional», en caso de que Unión por la Patria se imponga en el balotaje. 

Uno de los líderes del radicalismo porteño, el diputado nacional Emiliano Yacobitti, dijo que «es peligroso que gane el voto en blanco pero muchísimo más peligroso es que gane Milei», a quien considera «un riesgo para la democracia». 

Al igual que Morales, Yacobitti alienta un acuerdo por lo bajo con Massa. El diputado porteño pertenece al espacio Evolución que lidera el senador Martín Lousteau dentro del radicalismo. El ex ministro de Economía y embajador en Estados Unidos viene siendo más sinuoso cada vez que le preguntan por quién votará el 19 de noviembre. Sin embargo, pone más énfasis en el peligro que constituye la amenaza Milei, por lo que entrelíneas podría leerse como un guiño a Massa. 

La lista de apoyos de Massa no se agota allí. También recolecta adhesiones críticas en la izquierda trostkista, que ya no encontrará la boleta de Myriam Bregman en el cuarto oscuro.

Dentro del Frente de Izquierda y de los Trabajadores – Unidad, tres de los cuatro partidos -el PTS, el Partido Obrero y el MST- llaman a no votar ni a Milei ni a Massa. Si bien el mensaje es por demás confuso, puede traducirse políticamente como un incentivo al voto en blanco.

En cambio, Izquierda Socialista llama a un «apoyo crítico» a favor de Massa para frenar «el avance del fascismo» encarnado en la fórmula Milei-Villarruel, aunque aclaran que esa adhesión electoral no puede de ningún modo interpretarse como un «apoyo político». Si gana Massa, explican, van a seguir denunciado «el ajuste» en su rol de opositores.

El sindicalista ferroviario Rubén «El Pollo» Sobrero (Izquierda Socialista) lo graficó claramente, con cierta reminiscencia al escenario del 2015, cuando el voto en blanco en el balotaje superó la diferencia que Macri le había sacado a Daniel Scioli. “Si Milei llega a ganar por 300 mil votos y votaste en blanco ¿qué hacemos?”, advirtió.

Por fuera del FIT-U, el Nuevo Mas de Manuela Castañeira también abona esta perspectiva electoral de ayudar a que no gane Milei en el balotaje.

 

NOTICIAS ARGENTINAS