El acero inoxidable es una aleación de hierro con cromo y carbono, lo que hace que se cree en la superficie del material una capa anticorrosión que es lo que le proporciona la característica que lo define. Para mantener esta capa en perfecto estado y conseguir que los objetos duren el mayor tiempo posible, una limpieza que permita mantener sus propiedades como el primer día es clave.
Debido al uso prácticamente diario que se les da, suelen ensuciarse y necesitar limpieza y desinfección habitualmente. Además, su superficie lisa y brillante da cuenta rápidamente de las manchas.
Para las marcas de dedos, sólo tendrás que pasar un trapo de microfibra (podés humedecerlo para las marcas más destacadas), o en su defecto papel de cocina, por la superficie para que desaparezcan fácilmente.