Cuando hay mucho por hacer, se necesita calma y concentración para poder resolver las tareas pendientes. Pero muchas veces resulta difícil permanecer en este estado y poder enfocarse.
En lugar de intentar estar concentrado durante la totalidad del tiempo, es preferible aprender a aprovechar de forma inteligente los altos y bajos de la propia capacidad de concentración.
Las pausas son un tiempo bien invertido, porque luego se puede continuar trabajando de manera más concentrada. Se aconseja tomar una breve pausa de cinco minutos durante cada hora, para estirarse, relajar la vista y el cerebro. En ese lapso, lo ideal es, en lo posible, no clavar la vista en una pantalla ni en el celular.