Cuando llega el frío, es común pensar que el cuerpo necesita menos agua, ya que no tenemos la misma sensación de sed que en verano. Sin embargo, la hidratación sigue siendo esencial para la salud en todas las estaciones, incluyendo los meses de temperaturas más bajas.
1. No solo el calor te hace transpirar
Aunque no sudás tanto en invierno, el aire frío y seco puede deshidratarte. La calefacción en espacios cerrados también contribuye a la pérdida de agua, ya que disminuye la humedad en el ambiente, lo que puede afectar la piel y las mucosas.