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El 10 de febrero de 2020, tras doce días de encierro en el penal de Dolores, Milanesi y Guarino abandonaron la cárcel

Casi tres años después de su salida de la cárcel de Dolores, Alejo Milanesi (22) y Juan Pedro Guarino (22) volverán a pisar a la ciudad. En el marco del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa ambos fueron citados como testigos para abrir la jornada número once del debate. Fueron convocados defensa, a cargo de Hugo Tomei, y también los abogados del particular damnificado, Fernando Burlando y Fabián Améndola. La expectativa por lo que pueden llegar a declarar es alta.

¿Cómo fueron las horas previas al brutal ataque frente a Le Brique? ¿Qué vieron? ¿Escucharon algo? Sus ocho amigos, ¿“acordaron darle muerte” a Fernando Báez Sosa, como sostiene la acusación? ¿Por qué huyeron después de golpiza y pactaron no contar nada a nadie? Bajo juramento, y ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°1, se espera que ambos jóvenes den su versión de los hechos.

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Hasta el final de segunda semana del juicio, los testimonios de Milanesi y de Guarino se esperaban para la última de las audiencias, la del 18 de enero, fecha que coincide con el tercer aniversario del crimen. Por una reorganización en el cronograma de testigos, al cierre de la décima jornada, el abogado de los acusados confirmó que iban a declarar el lunes 13 de enero.

Ese día también lo harán T.I.C. (el denominado “rugbier número 11″, menor de edad al momento del hecho, que estuvo con los acusados esa noche pero jamás fue imputado), José Aníbal Leguiza, Santino Massagli (amigos de Blas Cinalli) y Juan Ignacio Neme Correa (amigo de los imputados).

Son las personas con las que los acusados mantuvieron contacto vía WhatsApp o telefónico luego del hecho. Santino Massagli, por ejemplo, fue el destinatario del mensaje: “Amigo, flasheamos, creo que matamos a uno”, escrito por Blas Cinalli.

«Serán testimonios fuertes», anticipan las partes. No sólo son testigos citados por la querella, también lo hizo el abogado defensor de los rugbiers, el penalista de Zárate Hugo Tomei.

Antes de la expectativa que despertó la confirmación de que la próxima jornada tendrá los testimonios de Milanesi y Guarino, que fueron sobreseídos al no hallarse pruebas en su contra, cerró la segunda semana del juicio con una breve jornada y sin sobresaltos.

De momento, poco se sabe del presente de Milanesi y Guarino. Fuentes cercanas a su círculo confiaron a Infobae que los jóvenes siguen viviendo en Zárate y que, a pesar de estar sobreseídos, “quedaron marcados para siempre. No pueden ni ir a cargar nafta sin que les hagan un comentario o los miren de reojo”.

Juicio por Fernando Báez Sosa: cerró una semana intensa 

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La del jueves había sido tensa a partir del testimonio de Luciano Pertossi (21), que negó ser alguien que en la pantalla que hay en la sala estaba siendo señalado como quien, junto a otros amigos, golpeaba a Fernando Báez Sosa. «Yo no estoy ahí», se limitó a decir.

La de este viernes contó con los testimonios de los bomberos voluntarios Verónica Onieva y Javier Timoteo, quienes llegaron a la escena del crimen alertados de una persona que estaba inconciente frente a Le Brique. Ambos dijeron que desde que sonó la alarma en el cuartel de Villa Gesell hasta que llegaron al lugar no pasaron más de cinco minutos: están a cuatro cuadras de distancia.

Contaron que al llegar encontraron a una chica haciéndole maniobras de resucitación a Fernando. Se sabe por su testimonio que se trata de Virginia Pérez Antonelli, la joven que advirtió que el policía que estaba haciéndole RCP al chico inconciente en el suelo hacía demasiada presión en cada compresión y sin vacilar intervino. Reveló que está certificada por Cruz Roja Argentina.

Timoteo, quien condujo el vehículo en que llegaron los bomberos, explicó que además es ambulanciero, lo que le permitió ver que Pérez Antonelli  «estaba bien posicionada» mientras hacía RCP.

Ambos bomberos ratificaron lo que otros testigos médicos había declarado que Fernando no tenía signos vitales. Y que el dispositivo que los asiste en las maniobras de reanimación, llamado DEA, en todo momento indicó que debía continuarse con las compresiones. Fernando ya había muerto.

Las partes, de común acuerdo, desistieron de otros testigos previamente convocados, y en esta décima jornada solo se oyeron tres testimonios. El tercero y último fue el de Pablo Zapata, vecino de Zárate, que ya había tenido cruces con algunos de los rugbiers.



Fuente Los Primeros

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