La piel proporciona una barrera frente a los productos químicos nocivos, el calor y el frío, los microorganismos dañinos y las radiaciones solares. Las condiciones climáticas pueden afectar su estado, por eso es importante mantenerla hidratada y cuidada.
Las zonas más sensibles a los efectos del invierno son mejillas, labios, cuello, escote y manos. Casi todas ellas están situadas en el rostro, por lo que cuidar la piel de la cara es una prioridad, especialmente en caso de piel sensible.
Hidratación externa