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Durante los preparativos de la boda real en 2004 del entonces príncipe de Asturias, Felipe VI y la periodista Letizia Ortiz, no solo las preocupaciones de protocolo y celebración se hacían presentes, sino que se preparaba también un acuerdo prenupcial que debía ser firmado por ambos novios. Este acuerdo, llamado Capitulaciones, consta de 40 y 50 páginas, donde se detalla que ocurre si se diera un divorcio de los conyugues reales. 

Ese documento reza que solo pueden divorciarse de mutuo acuerdo o si Felipe interpone la demanda, ya que la constitución española es muy clara que la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Esto quiere decir que, si Letizia presentara una demanda de divorcio contra el rey, esta no sería admitida y sería ilegal llevar a los tribunales al monarca, cualquiera que fuese la causa. 

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En caso que fuese Felipe el que quisiera divorciarse, la demanda sería admitida en su totalidad, ya que supone una decisión unilateral que se impone a la otra parte. En este caso y como ya está escrito en el acuerdo, Letizia tendría su futuro asegurado. Aunque el documento es secreto y por consiguiente los detalles no son revelados, algunos datos se filtraron después de firmado el papel. 

Al darse el divorcio, Letizia no tendrá problemas económicos, ya que la corona le garantizaría una asignación vitalicia muy generosa, así como una residencia permanente y otra para verano, ambas con personal de servicio. La ahora esposa del rey, dejaría de ser reina consorte y perdería el tratamiento de alteza real, pero si solo se separan, seguiría manteniendo su actual título nobiliario. 

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Ahora bien, el punto que perjudica a la actual reina en caso de divorcio o separación, es que ella perdería la patria, potestad y custodia de Leonor y Sofía, quienes seguirían viviendo en La Zarzuela y quedarían al cuidado de Felipe y la corona española. Letizia solo podría ver a sus hijas mediante un régimen de visitas y en eventos especiales como, graduación, bodas o funerales, lo cual atenta contra los derechos de la madre y las hijas. Informa Voces Críticas.

En febrero de 2004, Letizia llamó a su primo, el abogado David Rocasolano, para pedirle que revisará tan extenso documento. Al momento de terminar de leerlo y estudiarlo, este llegó a la conclusión de que ese papel no tenía validez jurídica y legal, así que le recomendó a su prima que no lo firmara. Pero ella tuvo que hacerlo porque de lo contrario no se celebraría la boda. 

/Fuente Voces Criticas

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