El paso a la eternidad de Diego Armando Maradona generó una conmoción mundial nunca vista con una figura del deporte, que sin duda trascendió toda frontera futbolística para convertirse en el ‘Dios’ de millones. A más de un año del hecho, sus fanáticos aún lo lloran cada día, pero su lugar de descanso no parece estar en las mejores condiciones.
“Pelusa” fue enterrado donde él deseaba: en el cementerio Jardín de Bella Vista de San Miguel, junto a su mamá, Dalma “La Tota” Maradona, y su papá, Diego “Chitoro” Maradona, con el lema “Gracias a la pelota, te amamos”. Presuntamente solo familiares y personas del círculo intimo tenían acceso a la lápida, pero una mujer demostró que no.
Cora Garmarnik, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigadora adjunta del Conicet, fue a visitar el cementerio y se encontró con una situación que la sorprendió: “Entré sin problema. Pregunté donde estaba su tumba y fui. No había nadie”.
En un tuit que minutos más tarde fue eliminado por la propia autora, detalló: “Fui a conocer y a llevar una mariposa de cerámica a la tumba de Maradona. Había tres ramitos de flores secas. Solo eso. Pero afuera…afuera del cementerio sí. Murales por todo el barrio. El que está en la esquina es hermoso”.
Sus herederos y parte de los encargados en proteger sus restos son Dalma, Gianinna, Diego Jr., Jana y Dieguito Fernando.