En otoño, la piel también siente el cambio. Las temperaturas más bajas, el viento y la menor humedad ambiental pueden provocar sequedad, sensibilidad y tirantez. Por eso, adaptar la rutina de cuidado facial es clave para mantenerla saludable y luminosa.
1. Limpieza suave
Durante esta época, conviene elegir limpiadores que no resequen. Lo ideal son texturas cremosas o en aceite, que limpian sin alterar la barrera del cutis.