Si bien no lo notás por la lentitud con la que ocurre, los músculos tienden a encogerse y debilitarse conforme envejecés. El proceso puede empezar antes de los 40 años y, si se hace muy acentuado al pasar el tiempo, puede producir pérdida de masa y fuerza musculares y mal rendimiento físico.
Lo anterior puede traducirse en un estilo de vida menos activo, discapacidad, problemas de coordinación y mayor probabilidad de sufrir caídas y fracturas. Aunque la industria farmacéutica tiene algunos remedios, no son definitivos. Por ello, alimentarse bien y hacer ejercicio siguen siendo las mejores formas de prevenir y tratar la disminución de la masa muscular.
Las proteínas son los componentes básicos de los músculos, pero los adultos mayores suelen tener dificultad para usarlas con eficiencia. Se recomienda que consuman al menos un gramo de proteínas por kilo de peso corporal al día. El pollo, pescado, lácteos, porotos, frutos secos y lentejas son buenas fuentes. Si te resulta difícil consumirlos, podés añadir proteínas en polvo a un batido de frutas.