Factores como el tamaño del bebé, si el parto fue por cesárea y la experiencia de la madre influyen en la elección de la postura a la hora de amamantar. Además, el estado físico general, como el tono muscular y la flexibilidad, puede hacer que algunas posiciones sean más cómodas que otras.
Se recomiendan dos posturas principales para dar el pecho: sentada y tirada de lado. Dentro de las opciones sedentes, se puede optar por colocar al bebé sobre el vientre, apoyarlo lateralmente a su cuerpo (debajo de la axila) o recostarse ligeramente hacia atrás mientras el lactante se alimenta.
La elección de una u otra depende fundamentalmente de la comodidad y de las particularidades individuales de cada lactancia, siendo mucho más frecuente la posición sentada.